Poesia escrita y creada por la señorita Marta Salvans i Solé
Prohibida su copia o reproducion total o parcial
La Pócima Cuan caprichoso es el destino cuando se cruza en tu camino, entre el sueño y la realidad la ficción con la verdad.
Entonces el mayor deseo, que ya por si se vuelve anhelo, es buscar a quien te escuche aunque después te murmure. Así pues respondí a un chismoso, hombre mayor, no un mocoso, el desarrollo de mi transición. Insultante me dio su opinión; con gritos y jaleando, con los brazos agitando, llamándome caprichosa, vieja, perversa y viciosa.
Mas viendo que no entraba en razón le encomendé esta medicación - Con un terrón de ácido sulfuroso y dos tortitas de acetato nitroso, mucha hierba de piedra verde de esa que nunca muerde, del sapo añil las entrañas, y leche de muchas arañas, todo ello bien mezclado, con pezones de escorpión leonado lograras la gran poción que evitará tu irritación - Como ya se produjo la misma y para evitar una áspera riña me dio un no sé que de aconsejar que no seria de mas actuar con gran respeto por lo ajeno,
que por cierto no es nada bueno tener en la boca la hiel y por si acaso un poco de miel suaviza la lengua mas dura y apacigua esa gran amargura Pero si todo ello aun perdura, sin perder la compostura habrá que buscar otro medio, pues en la vida todo tiene remedio menos la muerte, con perdón, a quien no conozco y con razón.
Y aunque de aquí yo me mude, no hay mal que cien años dure, que una vez lo dijo el sabio “hay que saber ser, para darle al labio” Y si no lo dijo el citado erudito, después de lo que he escrito, lo digo yo, y sin desazón, que con ingenio y por diversión he compuesto estos versos de por si poco perversos que espero que hayas gozado pues por hoy se han terminado. Marta Salvans i Solé
Prohibida su copia o reproducion total o parcial
La Pócima Cuan caprichoso es el destino cuando se cruza en tu camino, entre el sueño y la realidad la ficción con la verdad.
Entonces el mayor deseo, que ya por si se vuelve anhelo, es buscar a quien te escuche aunque después te murmure. Así pues respondí a un chismoso, hombre mayor, no un mocoso, el desarrollo de mi transición. Insultante me dio su opinión; con gritos y jaleando, con los brazos agitando, llamándome caprichosa, vieja, perversa y viciosa.
Mas viendo que no entraba en razón le encomendé esta medicación - Con un terrón de ácido sulfuroso y dos tortitas de acetato nitroso, mucha hierba de piedra verde de esa que nunca muerde, del sapo añil las entrañas, y leche de muchas arañas, todo ello bien mezclado, con pezones de escorpión leonado lograras la gran poción que evitará tu irritación - Como ya se produjo la misma y para evitar una áspera riña me dio un no sé que de aconsejar que no seria de mas actuar con gran respeto por lo ajeno,
que por cierto no es nada bueno tener en la boca la hiel y por si acaso un poco de miel suaviza la lengua mas dura y apacigua esa gran amargura Pero si todo ello aun perdura, sin perder la compostura habrá que buscar otro medio, pues en la vida todo tiene remedio menos la muerte, con perdón, a quien no conozco y con razón.
Y aunque de aquí yo me mude, no hay mal que cien años dure, que una vez lo dijo el sabio “hay que saber ser, para darle al labio” Y si no lo dijo el citado erudito, después de lo que he escrito, lo digo yo, y sin desazón, que con ingenio y por diversión he compuesto estos versos de por si poco perversos que espero que hayas gozado pues por hoy se han terminado. Marta Salvans i Solé
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